TRADICIONES DE MURCIA Y SU HUERTA
La víspera de “Tosantos”, y el mismo día 1 de noviembre, era costumbre en el
antiguo Partido de San Benito (Patiño, Huerta de Murcia) que los zagales, con
un capacico, salieran pidiendo “La orillica del quijal”. Llegaban casa por casa
con la repetitiva cantinela: “la orillica del quijal, si no me la das te rompo
el portal” .
Cuentan que los más gamberros decían: “La orillica el quijal, si no me lo das me meo en el portal”…. y se meaban, ¡¡¡ya lo creo que se meaban!!!
La “orillica del quijal”, no era otra cosa que lo que se criaba en los quijeros de los bancales, es decir, frutos extra de la cosecha. Exquisiteces huertanas que en tiempos menos boyantes eran gloria bendita: cáquiles, níspolas, coronas de pipas, moniatos, panochas de panizo moruno, dátiles, granás, membrillos y membrillas, higos verdales, mandarinas, componían los presentes de la “orillica del quijal” una costumbre preciosa que nunca debió dejar paso al moderno Halloween que, aún siendo casi lo mismo, no forma parte de nuestra cultura popular.
La verdad es que es una preciosa costumbre hoy perdida. Aunque aquello era el “precursor” del célebre «truco o trato», es muy curioso que en aquel siglo XIX y comienzos del XX se hiciera algo similar con miles de kilómetros de por medio y sin relación aparente alguna.
Es tiempo de enseñar a los zagales, y a los no tan zagales, que estamos en la época de las coronas de pipas, de moniatos asaos, de tostones de panizo moruno, de carne de membrillo, de níspolas, de cáquiles, de higos verdales, de dátiles, de granás, de crisantemos y mocos de pavo, de mariposas en aceite, de tostones salaos y dulces, de gachas con arrope y calabazate... de la “orillica del quijal”.
De contar, de transmitir, de enseñar que los Auroros es el legado cultural y religioso más importante de la cultura popular de nuestra tierra. Es tiempo de que agrupaciones tradicionales y folclóricas se dejen de un lado "Hallanween!!", fiestas mal copiadas de otras culturas y que nos dediquemos a nuestras cosicas, que si nosotros no las defendemos, no va a venir nadie de fuera a conservarlas y transmitirlas. Ahí es donde tienen mucho que ver los colectivos folclóricos y huertanos en conservar nuestras cosas y no dar paso a intromisiones forasteras…
Además, en las casas de la Huerta de Murcia, desde tiempo inmemorial, para el día 2 de noviembre, festividad de todos los fieles difuntos, y desde bien temprano, se prepara la cama con las mejores ropas porque, según la tradición, las ánimas vienen ese día a descansar…
Texto: Francisco Javier Nicolás Fructuoso
Cuentan que los más gamberros decían: “La orillica el quijal, si no me lo das me meo en el portal”…. y se meaban, ¡¡¡ya lo creo que se meaban!!!
La “orillica del quijal”, no era otra cosa que lo que se criaba en los quijeros de los bancales, es decir, frutos extra de la cosecha. Exquisiteces huertanas que en tiempos menos boyantes eran gloria bendita: cáquiles, níspolas, coronas de pipas, moniatos, panochas de panizo moruno, dátiles, granás, membrillos y membrillas, higos verdales, mandarinas, componían los presentes de la “orillica del quijal” una costumbre preciosa que nunca debió dejar paso al moderno Halloween que, aún siendo casi lo mismo, no forma parte de nuestra cultura popular.
La verdad es que es una preciosa costumbre hoy perdida. Aunque aquello era el “precursor” del célebre «truco o trato», es muy curioso que en aquel siglo XIX y comienzos del XX se hiciera algo similar con miles de kilómetros de por medio y sin relación aparente alguna.
Es tiempo de enseñar a los zagales, y a los no tan zagales, que estamos en la época de las coronas de pipas, de moniatos asaos, de tostones de panizo moruno, de carne de membrillo, de níspolas, de cáquiles, de higos verdales, de dátiles, de granás, de crisantemos y mocos de pavo, de mariposas en aceite, de tostones salaos y dulces, de gachas con arrope y calabazate... de la “orillica del quijal”.
De contar, de transmitir, de enseñar que los Auroros es el legado cultural y religioso más importante de la cultura popular de nuestra tierra. Es tiempo de que agrupaciones tradicionales y folclóricas se dejen de un lado "Hallanween!!", fiestas mal copiadas de otras culturas y que nos dediquemos a nuestras cosicas, que si nosotros no las defendemos, no va a venir nadie de fuera a conservarlas y transmitirlas. Ahí es donde tienen mucho que ver los colectivos folclóricos y huertanos en conservar nuestras cosas y no dar paso a intromisiones forasteras…
Además, en las casas de la Huerta de Murcia, desde tiempo inmemorial, para el día 2 de noviembre, festividad de todos los fieles difuntos, y desde bien temprano, se prepara la cama con las mejores ropas porque, según la tradición, las ánimas vienen ese día a descansar…
Texto: Francisco Javier Nicolás Fructuoso